La vida tiene a veces cosas que la razón no entiende. Cómo pueden torcerse las cosas a las buenas personas. Cómo una familia puede romperse de la noche al día. Cómo quienes se quieren pueden acabar en un juzgado. Cómo la vida se acaba un día y la irreparable pérdida rompe los esquemas a los seres queridos. Nadie está a salvo de situaciones así. Tampoco quien escribe. La vida es caprichosa. Mucho. Y también efímera. Mucho más. Por eso hay que vivirla.
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