viernes, 29 de enero de 2010

Feliz cumpleaños, Juan Andrés

Hoy es tu cumpleaños, compañero. Aquí te seguimos echando de menos. Un abrazo estés donde estés.

(Esta carta la escribí el día que te despedimos)

Querido Juan Andrés:

Te escribo estas líneas con el deseo de que lleguen a su destino. Hoy, tu familia, amigos y compañeros te hemos despedido, después de que ayer decidieras hacer las maletas, en las que a buen seguro introdujiste un micrófono como compañero de viaje. Seguro que hoy has encendido la luz allá donde quieras que estés, para hacer gala de esa 'célebre' cita a la que tú mismo diste forma: "Donde hay luz podrás ver... y donde no existe simplemente enciende una llama".

En esta jornada son muchas las personas que de ti se despiden. Gente que ha compartido diferentes momentos de tu vida. Yo apenas alcancé a beber pequeñas dosis en los últimos años, donde compartimos alguna que otra noticia, la ilusión por cambiar algo la profesión que me permitió conocerte y algunas risas.

Yo no fumo, por lo que nunca tuvo la oportunidad de preguntarte por el mechero perdido, como Isabel; no compartí colegio contigo como Gabriel; y tampoco llegué a ser un "tito" como Esteban. Pero nunca olvidaré tus miradas cómplices en alguna de esas reuniones de los últimos años, el anuncio del Coca-Cola del que hablaste en uno de nuestros últimos encuentros; tu "hola, monstruo" con el que me recibías cuando aún hoy apenas alcanzo el rango de 'juntaletras', y tu entusiasmo a la hora de hablar de tal o cual cosa.

Las lágrimas no han querido salir hasta este momento, quizás por vergüenza, solidaridad y respeto a quienes te tuvieron como amigo desde hace años, y ahora son ellas las que parecen estar escribiendo. Me pongo en el lugar de tu familia y me da rabia, porque tu inesperada pérdida es más inexplicable si cabe para tu mujer e hijas. Y qué decir de tus compañeros: esos que se acordarán de ti a cada momento, cuando vuelvan la cabeza hacia tu mesa, esa que comparte contigo tantos secretos y off the record...

A pesar de lo amargo del momento, no me gustaría acabar esta carta sin recordar aquel "Mujeres y personas..." con el que nos reímos juntos, y que pronunciaste durante la entrega de unos premios periodísticos hace ya unos años. El lapus te acompañó durante unos días de guasa y cachondeo que supistes llevar con humor y con la elegancia que siempre te acompañó, la misma con la que te has marchado.

Hoy tu voz a vuelto a reinar en las ondas de tu Canal Sur durante unos momentos que parecían que nos iban a hacer despertar de un mal sueño. Juan Andrés, ¿quién nos informará mañana? Te echaremos de menos, 'Voz de la Campiña".

lunes, 25 de enero de 2010

No me va la vida en un “cargo”

Hoy he tenido que tomar una decisión importante. O eso creo. Y creo que no me he equivocado. Porque a quien no le va la vida en un cargo directivo, como es mi caso, no debe importarle las falsas promesas de siempre. Esas que te hicieron hace meses, tantos como llevas desempeñando un puesto de dirección que no recibe compensación a cambio. Pasado el tiempo, cuando reclamas lo que es tuyo, por merecimiento y por aquello de la promesa que te hicieron un día, vuelven a prometerte lo mismo, bajo el paraguas de una crisis que siempre afecta a los mismos. Los tontos de siempre.
Lógicamente, entre los argumentos esgrimidos por quien defiende los intereses de la empresa están los malos resultados –digo que serán los suyos, porque a mi me salen las cuentas a favor-, y la oportunidad que dejaré escapar –dando ya por sentado que desde este momento no tengo futuro en la empresa, por ese sentimiento propio de gente con pocas luces que ven en unos argumentos de peso una alta traición a sus intereses-, entre otros.
Como he dicho, a mi no me va la vida en un cargo directivo que te resta calidad de vida, que te obliga a trabajar un mínimo de doce horas diarias y que sólo tiene perspectivas de empeorar. Porque, visto lo visto, es lo que hay. Iluso de mí, que aún sigo creyendo en las personas. Pero hasta aquí ha llegado la cosa. De ahora en adelante, los actos de fe, que se los pidan a otras personas...