lunes, 15 de junio de 2009

Se marchó Pedro Geraldía

Te conocí en un curso relacionado con una pasión que nos unirá para siempre. Hay quien te ha definido como un hombre de palabra, y no se equivoca. Aún recuerdo esas clases en las que acaparabas la atención con tus disertaciones sobre asuntos varios. No dejabas a nadie indiferente. La última ocasión en la que nos encontramos fue en Jerez, en un acto al que acudí a la llamada de la institución para la que trabajabas. Allí, volviste a recordarme eso de que tenías la edad de mi padre, algo que, te sincerabas, te resultaba algo incómodo. El tiempo estaba en el trasfondo de todas tus preocupaciones. Parecías presagiar que tu reloj de arena estaba apurando los últimos granos. Desde aquí te mando un abrazo, compañero, y confío que desde donde estés veles por la mujer e hija que dejaste prematuramente. Hasta siempre, Pedro.

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