lunes, 8 de marzo de 2010

Una mujer de bandera


Bajo su apariencia de joven frágil esconde una gran fuerza interior. La vida y los palos con los que a veces golpea ésta, la han hecho una mujer digna de admirar. Es capaz de levantar la cabeza cuando le toca vivir situaciones que llevarían a otras personas a una depresión sin salida. Es capaz de dedicarte una sonrisa en los momentos más difíciles y de multiplicarse para solucionar un problema. Nunca te deja tirado, tenga un día de luz o de sombras. El tiempo la ha hecho una mujer madura pese a su juventud, como pocas, aunque los años no le han arrabatado una pizca de la niña que un día fue. El otro día ví cómo apretaba los dientes cuando le tocó enfrentarse a una situación límite. Nadó contra viento y marea, y alcanzó la orilla. Las lágrimas que derramó engrandecieron además su figura. Acabó exhausta y desaliñada... pero triunfó, como sólo triunfan las personas transparentes y las que se enfrentan a retos en los que a priori tienes todas las de perder. Ella es una mujer de bandera, y seguro que pronto, muy pronto, tendrá recompensa. La vida tiene una deuda con ella.

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