Echo de menos esta calle

Hace tiempo que no visito La calle de la guasa, aunque no dejo de pensar ni un solo día en ella. Es un lugar donde uno puede refugiarse, huir de ese trabajo al que dedicas un mínimos de doce horas diarias y que tan sólo te reporta unos euros con los que difícilmente llegas a fin de mes y alguna que otra palmadita en la espalda. Prometo volver con más frecuencia.